Seguro que ya conoces los tres hábitos financieros que harán que tus finanzas sean más saludables. Te los recuerdo:
Hoy te hablaré sobre la necesidad de evaluar la utilidad de tus compras, de tal manera que, siempre te debes plantear si las adquisiciones y consumos que contratas son los que realmente necesitas. Por ejemplo verifica la utilidad de:
- Tu cuota del gimnasio: ¿realmente vas?
- Tus suscripciones a determinadas revistas: ¿las lees?
- Tus clases de inglés: ¿las aprovechas?
- Toda tu ropa: ¿te la pones?
Y así, con todo lo demás…
Ten siempre presente la siguiente idea:
“Cuando gastes tu dinero en comprar cosas, párate a pensar siempre en la satisfacción que consigues con ello; y procura que ésta sea igual o superior al valor que le das a tu dinero en aquel momento”.
Por ejemplo: ¿El coche nuevo que me cuesta 30.000€, realmente vale todo ese dinero para mí?
Ya lo decía Warren Buffet:
“Precio es lo que pagas, valor es lo que recibes”.
¿Cuánto vale tú dinero?
Este tipo de respuestas siempre son subjetivas, depende de la persona; y cada cual es diferente.
Habrá quien tenga dificultades en contestarla, puesto que nunca se ha parado a pensar qué valor tiene el dinero para ella. Aspecto éste también subjetivo.
Pero una forma acertada e incluso divertida de analizar la utilidad de las cosas es cambiando la magnitud “dinero” por el “número de horas/tiempo de trabajo”.
Es decir, volviendo a la anterior pregunta esta quedaría así: ¿El coche nuevo que me cuesta 30.000€, realmente me aporta el equivalente a UN AÑO Y MEDIO del sudor de mi trabajo?
Quizás, expresado de esta forma, mucha más gente se cuestionaría más a menudo sus compras y gastos.
Así pues, cuando vayas a comprar un artículo valioso: piensa.
- ¿me aportará más felicidad que lo que realmente cuesta?
- ¿me lo puedo comprar de 2ª mano?
- ¿realmente lo utilizaré?
Si pasa este filtro, adelante con ello. No te prives. Tú te mereces eso y más. ¿Por qué no?
Ahora bien, recuerda los buenos hábitos financieros que ya conoces, y evita siempre endeudarte para adquirir bienes de consumo. Lo único que conseguirás será encarecer sumamente el coste de tus compras.
Por supuesto que puedes tener una vida apasionada y vivir el día como si éste fuese el último de tu existencia; pero recuerda el orden: primero es el flujo y luego el lujo. No al revés.