Hasta hace un tiempo, el dinero carecía de interés. Dado que los tipos de interés eran nulos o incluso negativos.
Este escenario adolecía del más absoluto sentido financiero, puesto que mantener tipos de interés negativos por un período de 6 años se puede calificar como una auténtica anormalidad.
Ese contrasentido cambió a partir del mes de abril del pasado año 2022, en que los tipos de interés volvieron a ser positivos, y han evolucionado al alza a partir de entonces, hasta situarse por encima del 4%. Realmente es una fulgurante subida la que se está produciendo en tiempo récord.
Ahora, para alegría de los ahorradores, el dinero vuelve a recobrar el interés de antaño; a pesar de que todavía los depósitos bancarios no recojan por lo general, el subidón del Euribor.
No obstante, afortunadamente el ahorrador/inversor sí tiene a su disposición otro instrumento que incluso le puede aportar más rentabilidad, versatilidad, flexibilidad y mejor fiscalidad; que los tradiciones depósitos bancarios.
Vaya… suena bien, ¿verdad?
Así es. Pero antes de desvelar cuál es este atractivo vehículo financiero, es momento de preguntarse…
¿Han tocado techo los tipos de interés?
La creencia generalizada opina que todavía no. En un reciente artículo publicado en LA VANGUARDIA, se recogía la siguiente gráfica muy explícita de la mano de los analistas de la firma Housfy.
En este sentido se espera que los tipos de interés lleguen pronto al “pico” (terminal rate, en terminología inglesa), para luego estabilizarse allí durante un breve plazo de tiempo, y posteriormente iniciar una senda de descenso (ver la zona sombreada de la gráfica anterior).
Los fondos monetarios una alternativa recomendable
Ante este panorama los fondos de inversión monetarios, se erige en el vehículo idóneo para ahorradores, inversores conservadores y asignar aquella parte de la cartera de inversión que requiera nula o escasa volatilidad.
Los anglosajones siempre han tenido una elevada consideración por el dinero. Tanto es así que lo califican como algo tan venerable como la institución monárquica, cuando dicen aquello de: “The Cash in King”, es decir, el efectivo es el Rey.
Esta es una cita tan aplicable a la gestión empresarial, como en el ámbito de las inversiones, ya que siempre es recomendable mantener una cierta proporción de nuestra inversión en activos líquidos, y especialmente cuando el dinero vuelve a devengar un interés nada desdeñable.
Es por ello, que recomendamos mantener una porción de nuestro efectivo en fondos de inversión monetarios, los cuales invierten básicamente en títulos de deuda pública de muy corto plazo y próximos a su vencimiento.
Estos fondos monetarios se caracterizan por su seguridad y su escasa volatilidad, erigiéndose en un estrecho aliado para los inversores más conservadores.
¿Qué ventajas ofrecen los fondos monetarios?
Además de un riesgo ínfimo por su amplia diversificación y estar invertidos básicamente en títulos de deuda pública de vencimiento cercano (a muy corto plazo), los fondos monetarios ofrecen una liquidez casi instantánea y una óptima fiscalidad.
Contar con un vehículo que ofrezca una excelente tributación es muy apreciado por el inversor, y es que los fondos de inversión contemplan lo que se conoce como el “diferimiento fiscal” de las plusvalías.
Este es un concepto tremendamente importante, que posibilita al inversor el ir acumulando plusvalías en sus fondos de inversión (monetarios y no monetarios); así como traspasar las participaciones de un fondo a otro, manteniendo el régimen de neutralidad fiscal.
De tal manera que tan solo se deberán pagar impuestos en el momento de la venta (total o parcial) de los fondos de inversión, en función de las ganancias obtenidas.
Y además, en el caso de explicitarse tales ganancias patrimoniales, el tratamiento fiscal es mucho más favorable que los rendimientos asignados a la base imponible general (trabajo, actividades profesionales y económicas, etc.) que puede llegar hasta casi el 50% de tipo de gravamen.
En el caso de las ganancias patrimoniales de los fondos de inversión (monetarios y no monetarios) están sujetos a la siguiente tabla relativa a la base imponible del ahorro:
Fuente: AEAT y elaboracion propia
Efectivamente, aunque parezca algo increible para mucha gente, están mejor tratados fiscalmente los inversores que los trabajadores (ya sean estos empleados, autónomos, directivos,…).
En conclusión:
Entendemos que actualmente es un momento propicio y oportuno para mantener una parte de nuestra cartera invertida en fondos de inversión monetarios para así:
– Obtener una atractiva rentabilidad al calor de la subida de los tipos de interés.
– Protegerse de paso contra la inflación.
– Mantener activos líquidos en fondos monetarios de bajísima volatilidad.
– Disfrutar de una óptima tributación, gracias al concepto del diferimiento fiscal de las plusvalías y la vía de la neutralidad tributaria en caso de traspaso de fondos.
Y todo ello como catalizador para:
– Aprovechar aquellas oportunidades de inversión de mayor rentabilidad esperada que, eventualmente, se puedan presentar.
Recuerda, no olvides el término “The Cash is King”.
Ten presente que los buenos inversores nunca están plenamente invertidos (full invested). Si no que, ellos se reservan siempre una cierta proporción de su cartera en activos líquidos.
Y los fondos monetarios se erigen como el vehículo más óptimo para aprovechar de las ventajas anteriormente citadas.
Newman: seguimiento constante
Desde Newman continuamos con el firme propósito de mantener debidamente informados y acompañados a los ahorradores a lo largo de su trayecto inversor.