El panorama de la inversión ha cambiado notablemente. Los tipos de interés son nulos o están bajo cero; y en estas condiciones es imposible batir a la inflación. Ante esta situación…
¿Cuál es la mejor alternativa de inversión?
No hace muchos años, las tradicionales IPF’s (Imposiciones a Plazo Fijo) eran el destino preferido del dinero de gran parte de los ahorradores.
Éstos iban a su banco de confianza y allí se dejaban engatusar por el director o gestor comercial de turno, aceptando el tipo de interés que les ofrecían por una IPF.
Otros más osados y aventureros, pero igualmente de conservadores en materia de dinero, pivotaban de entidad a entidad en busca y captura de aquel IPF más rentable.
Eran los buenos tiempos, en donde se podían conseguir tipos de interés interesantes (valga la redundancia) y “sin riesgo”, ya que 100.000€ por entidad depositaria, gozan de la garantía del Estado a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).
Pero todo eso se ha acabado. Quizás no para siempre, pero sí durante bastante tiempo, a tenor de los comentarios de los que dirigen la política monetaria en el continente.
En materia financiera estamos en un territorio desconocido. Nunca antes se había hecho un uso (o mejor dicho, abuso) de los instrumentos monetarios inundando de liquidez todo el sistema, provocando tipos de interés nulos e incluso negativos durante tanto tiempo.
¿Cuáles son los resultados?
Echando un vistazo al mercado, observamos tipos de interés a 12 meses negativos durante el mes de octubre’18, por ejemplo en:
- Interbancario – Euribor: -0,154%
- Deuda Pública española: -0,292%
Y si miramos los plazos más largos: 3, 5, 15 o incluso 20 años, los tipos se mantienen cercanos a cero o muy, muy bajos.
El otro día, hablando con un inversor, me comentaba entre estupefacto y preocupado lo siguiente: “Esto de la renta fija es un cuento. Porque ni es fija, y ahora para colmo, podemos decir que ni si quiera es renta”.
En este escenario de tipos nulos e incluso negativos, por supuesto que los deudores están encantados pagando un interés mísero por sus hipotecas.
Pero por el contrario, los depositantes ya están comenzando también a pagar en algunos bancos internacionales (BNP Paribas, Royal Bank of Scotland, ABN Amor, Postbank,…) por mantener vigente su IPF tradicional.
¿Tiene esto sentido financiero? Ninguno.
Así pues, ante este panorama financiero desolador ¿Qué podemos hacer? ¿Dónde tenemos que invertir?
La solución pasa necesariamente por hacer el tránsito de ahorrador a inversor y empezar a contratar los “auténticos” IPF’s, es decir: los INGRESOS PASIVOS FINANCIEROS, que nos puedan asegurar un rendimiento “confiable y sostenible” en el tiempo.
Y expresamente digo “confiable” en lugar de decir “seguro”, puesto que no hay nada seguro en esta vida; dado que todo comporta un cierto nivel de riesgo, para lo que se deberá estar debidamente preparado.
¿Cuáles son esos genuinos Ingresos Pasivos Financieros por excelencia tan apetecibles?
Me estoy refiriendo a los dividendos de compañías solventes y bien escogidas, líderes en sus respectivos sectores y dominantes en los extensos mercados geográficos en los que actúan.
- ¿Sabías que hay decenas de compañías multinacionales que llevan décadas repartiendo dividendos año tras año?
- ¿Sabías que gran parte de esas compañías, no sólo llevan muchos ejercicios repartiendo dividendos ininterrumpidamente, sino que incluso los incrementan cada año?
Pues esos son los “auténticos” IPF’s (Ingresos Pasivos Financieros) a los que hacía alusión en el título del presente post.