¿Te has preguntado alguna vez cuánto vale tu vida? Sí, sí,… tu vida.
Cuando contratamos un seguro de tipo general: por ejemplo, sobre una vivienda, un vehículo, un viaje, etc., a la hora de establecer la cobertura del seguro, lógicamente se tiene en cuenta el valor del bien.
Pero, ¿qué pasa cuando el valor de ese bien, es algo tan preciado como nuestra vida? ¿Qué valor le ponemos?
Está claro que un seguro de vida lo contratamos para aportar tranquilidad y seguridad a las personas que dependen económicamente de nosotros, en su caso: el cónyuge, los hijos,…
La pregunta es ¿por qué importe tenemos que asegurar nuestra vida?
¿De qué depende la determinación del capital óptimo para asegurar la vida de una persona?
Mi respuesta siempre es la misma: la vida de una persona no tiene precio ¿verdad? Pero debemos establecer un capital de cobertura para asegurarnos de esta contingencia. Y este capital, no es fácil determinar mediante una simple regla; sino que varía en función de las circunstancias personales y familiares del interesado.
Los aspectos básicos a tener en cuenta para determinar el capital del seguro de vida son:
- La edad de la persona
- Circunstancias familiares: existencia de cónyuge e hijos
- El nivel de ingresos y gastos: la capacidad de ahorro
- El patrimonio financiero existente y programado para el futuro
- Las deudas vigentes y su evolución futura
- La edad prevista de jubilación.
¿De qué depende el precio de las primas de un seguro de vida?
Es importante saber que el precio de las primas de un seguro de vida se incrementa notablemente con la edad de la persona.
Es lógico, puesto que las probabilidades de perder la vida se acrecientan.
¿Cuál debe ser el capital óptimo para asegurar la vida o incapacidad de una persona?
Como decía, el capital óptimo es fruto de un cálculo exhaustivo, pero como mínimo, el capital a asegurar para una persona de mediana edad debería contemplar:
- Las deudas existentes y un importe adicional equivalente a 3 o 4 años de ingresos del asegurado.
Pero reitero, que es conveniente hacer un estudio en profundidad del caso concreto.
¿Ha de permanecer constante el capital cubierto de un seguro de vida?
Partiendo del principio básico de que nuestro patrimonio financiero va creciendo con el tiempo a partir del ahorro y la inversión.; y el coste de las primas del seguro de vida se va incrementando con la edad.
Mi recomendación, es que el capital óptimo del seguro de vida de una persona, tiene que tener una evolución decreciente con la edad, llegando a ser cero en las cercanías de la edad de jubilación; puesto que la persona se supone que dispondrá en ese momento de un patrimonio absolutamente suficiente para mantener su nivel de vida deseado el resto de sus días sin necesidad de trabajar.
Por ejemplo, no tiene sentido mantener vigente un seguro de vida de 500.000 euros por parte de un cabeza de familia de 55 años, si ya dispone de un patrimonio financiero disponible del doble (1.000.000€).
¿Cuál es la diferencia entre un seguro de vida y un seguro de ahorro?
Es importante no confundir un Seguro de Vida, con un Seguro de Ahorro.
En el primer caso, estamos asegurando contra la pérdida de la vida o la incapacidad de una persona, a cambio de recibir un capital garantizado si suceden esos eventos.
En el caso del Seguro de Ahorro, es aquel que se acumula un capital a modo de constituir un ahorro para el futuro.
Son cosas diferentes, que a menudo la gente confunde. Seguramente, porque hay entidades que comercializan ambos seguros bajo un mismo “paraguas”.
Claridad ante todo
Fíjate bien lo que te voy a decir: Los seguros son un “mal menor”, ya que se contratan con el deseo de no hacerlos servir nunca. Por ese motivo, solo tienes que asegurar aquello que sea realmente importante para ti o de mucho valor. Por lo tanto, olvídate de asegurar cosas banales como un móvil, un billete barato de avión, o cosas por el estilo.
¿Y qué es lo más preciado que tenemos? Efectivamente, la vida.
Pues, entonces, ¡asegura tu vida!
Es importante hacer un seguimiento periódico de todos los seguros que tengas formalizados, y en este sentido lo primero que debes hacer es saber qué diablos tienes contratado, muchas veces “sin querer”.
La cuestión no es baladí. Todos sabemos que los bancos, en su ánimo de hacer negocio, intentan “colocar” como sea un seguro de vida a todo ser viviente; por ejemplo, como condición a la concesión de un préstamo, crédito, aval, etc.
Argumentan que se trata de una condición para disminuir su “riesgo”, pero en el fondo también lo hacen para incrementar su rentabilidad a costa de los clientes incautos.
Conozco personas que tienen tantos seguros de vida contratados por aquí y por allí que, en sentido figurado, “valen más muertas” que vivas (es una metáfora, espero que me comprendas bien); por la cantidad de pólizas que tienen vigentes y que ni ellas mismas son conscientes. Y evidentemente, todo ello tiene un coste importante a tener en cuenta. Piensa en ello.
¿Alguna otra recomendación más?
Otro aspecto importante a tener en cuenta, es la fiscalidad. Así pues, en esta cuestión de las pólizas de seguros de vida, en el supuesto de que existan préstamos o créditos de importes relevantes, siempre recomiendo que el tomador designe como beneficiario del seguro de vida a la entidad financiera acreedora hasta el importe de la deuda pendiente, a fin de evitar tener que tributar cantidad alguna por el cobro del seguro de vida por parte de los herederos o causahabientes.
De esta forma, la compañía aseguradora transfiere directamente el importe necesario para cancelar la deuda pendiente, a fin de evitar tener que tributar por la percepción de los citados seguros.
* * *
Bien, en definitiva, si no tienes seguro de vida, te conviene hablar con tu asesor personal para evaluar su conveniencia y en su caso, por qué importe te deberías asegurar.
En Newman nos dedicamos a impulsar la prosperidad de las personas y ofrecerles tranquilidad y seguridad en ámbito de sus finanzas personales.