Más que los ingresos, lo que determina el inicio de la prosperidad es el ahorro. Fácil de decir, y difícil de cumplir, me dirás. Ya lo sé,… pero así es.
El ahorro es la piedra angular de la riqueza. Se trata de un pequeño sacrificio actual, a cambio de un mayor bienestar futuro.
Si gastamos más de lo que ganamos, lo único que acumularemos serán deudas.
Otra equivocación muy común es aplazar la decisión de ahorrar, y dejarlo para más adelante: “Ya ahorraré cuando gane o tenga más dinero” ¡Craso error! Vendría a ser lo mismo que cuando alguna gente se excusa diciendo: «Ya haré dieta y ejercicio físico cuando pierda unos kilitos». Que inmensa tontería ¿verdad?
¿Cuándo es más conveniente empezar?
Es mucho mejor comenzar a ahorrar cuanto antes, aunque sea una mínima cantidad; en lugar de aplazarlo, pensando que en el futuro podré ahorrar una cantidad superior.
Si comenzamos a ahorrar a temprana edad, conseguiremos lo siguiente:
- Adquirir pronto el hábito de guardar una parte de nuestros ingresos.
- Nos será más fácil el ir incrementando de forma evolutiva nuestra capacidad de ahorro.
- Nos podremos beneficiar del poder del interés compuesto, eso es, la magia de hacer crecer nuestros ahorros de forma exponencial.
- En definitiva, ahorraremos más.
Si no te lo crees, mira lo que podrías dejar de ganar, mediante el siguiente ejemplo:
Este es uno de mis cuadros preferidos. Por favor, vuélvele a prestar atención a los números. Es demasiado importante para dejarlo pasar.
“Te das cuenta que: ¡Por no ahorrar 12.000€, dejas de ganar 120.000€!”
Es decir, si empiezas a ahorrar 10 años antes, a razón de 100€ mensuales (total: 12.000€); consigues que esos 12.000€ se conviertan en más de 120.000€ al cabo de los 30 años (¡lo multiplicas x10!).
Nunca me cansaré de explicarlo. Y eso, con tan sólo 100€ al mes. Imagina lo que podrías acumular con una cantidad un poco superior. ¡Calcúlalo tu mism@!
Todo esto se basa en una fórmula muy simple:
CAPITAL = DINERO X TIEMPO
Si deseas vivir una vida plena y tranquila, aprovecha tu tiempo para que éste sea la principal variable de la ecuación.
(Esta frase sirve tanto para mejorar tu prosperidad económica, como tu riqueza en todos los ámbitos de tu vida).
Es decir, si das prioridad al tiempo podrás acumular un buen capital a largo plazo, con un mínimo esfuerzo de dinero en el corto plazo.
Así pues, dale al ahorro. ¡Pero ojo! Tampoco hay que pasarse.
Tal como decía Aristóteles: “en el equilibrio o término medio está la virtud”.
Los buenos hábitos también lo son por ser equilibrados, ya que el ahorrar en demasía, recortando todo tipo de gasto, nos llevaría a la avaricia o “tacañería” extrema, la cual nos priva también de muchos de los placeres de la vida.
Aunque esto no es ni mucho menos lo habitual, además, esta forma (casi) enfermiza de actuar encierra un gran contrasentido; ya que si uno se obsesiona en ahorrar e invertir para el futuro, sin saber gastar y disfrutar en el presente ¿qué harás cuando recibas los beneficios y rentas de tus inversiones?
Seguramente no harás nada, porque no habrás practicado el hábito de disfrutar de los placeres en tu existencia. ¿Verdad? Todo en esta vida es un juego de equilibrios, también en el ámbito financiero.
Convencido de la necesidad de ahorrar: cuanto antes mejor. Y puestos a escoger, procuremos apartar el dinero para el ahorro tan pronto obtengamos nuestros ingresos.